“No era P de Polombia; era P de Pericolombia”

Por: Monkey Gordon

En una reunión con el Congreso Nacional Cafetero el subpresidente Duque sorprendió al público mencionando los diferentes nombres de nuestro apreciado tinto: “o como le dicen algunos… el periquito”. No se dejaron esperar las bromas con este nombre coloquial del principal producto industrializado de la nación: la cocaína. Las redes estallaron recordándole al subpresidente Duque sus vínculos con el Ñeñe, reconocido ganadero y narcotraficante; el laboratorio de procesamiento de cocaína en la hacienda del embajador Sanclemente en Cundinamanrca; y las pruebas falsas y el entrampamiento del fiscal criminal Néstor Humberto Martínez Neira.

Hace un año en la cumbre de alcaldes y gobernadores electos, y en medio de las masivas protestas sociales del 21N que sacudían al país, grandilocuente mencionó: “Esa Colombia con P mayúscula…” Al subpresidente le traiciona el subconsciente. Seguramente en su cabeza el subpresidente pensaba en lo que más le gusta desayunar: el Periquito con P mayúscula.

Al subpresidente le traiciona el subconsciente. Seguramente en su cabeza el subpresidente pensaba en lo que más le gusta desayunar: el Periquito con P mayúscula.

Es claro a dónde nos quiere llevar el señor Duque y su partido de extremo centro: a Pericolombia, y convertir el país entero en una gran hacienda cocalera, donde los narcotraficantes se vistan de nuevo como grandes empresarios y políticos. El sueño del subpresidente, quien se espabila con un “periquito” o “pericazo” mañanero, es hacer de Colombia un paraíso de impunidad frente a los grandes narcotraficantes, indultados y premiados con puestos públicos, mientras se persiguen los pequeños campesinos e indígenas raspachines.