Protestar no es un delito

UPC PRENSA

La protesta en tiempos de Covid.

La ciudadanía enfrentó la pandemia con sabiduría, renunció a sus planes, a sus libertades y asumió un gran reto de trasformar sus prácticas personales y colectivas para defender en tiempos de crisis la vida. Pero el mal gobierno siguió siendo el mismo en tiempos de covid, y el ejemplo más claro es el uso de la violencia desmedida contra los marchantes: macanazos, brazos rotos, cabezas sangrantes y capturas ilegales permanecieron sin importar la crisis que ha generado la pandemia.

¿Por qué debemos cambiar nosotros pero el Gobierno no?

Estas son las imágenes de la violenta represión que sufrieron manifestantes el 15 junio en la marcha convocada a través de redes sociales, que buscaba denunciar la deficiente gestión que el gobierno Duque ha dado a la pandemia, con acciones regresivas que en su gran mayoría han afectado a la clase media y baja del país, es decir a nosotres los de a pie. Esto paso en Medellín donde días antes los colectivos de derechos humanos denunciaban la ilegalidad del pronunciamiento de la alcaldía, donde Prohibía las manifestaciones públicas en el valle de aburra  a causa de la crisis del covid 19.

La única marcha legal es la de los trabajadores a sus puestos de trabajo…

La idea simplista que trata de explicar el uso excesivo de la fuerza como un acto de placer por parte de la policía, que disfruta golpear mechudos, transexuales y vendedores ambulantes en las calles, no permite analizar de forma correcta este hecho. La violencia es una herramienta política que se usa por una razón y que no solo se ejemplifica con los golpes físicos que reciben quienes salen a las calles.

Miren ustedes lo violento que es que lo único que tenemos permitido hacer es ir a trabajar. Nosotros no perdimos nuestros derechos cuando se decretó el Estado de emergencia el 24 de marzo, si yo y mis amigos y familiares decidimos marchar y protestar por la dignidad de nuestro país, tienen que respetarnos y garantizarnos ese derecho.  Asumir que solo se puede salir cuando se trabaja  y no cuando se  protesta, es aceptar  que nuestro sistema de gobierno no existe, que la democracia se enfermó y el covid  ya la mató.

¿Y si me niego?,

¿Entonces me van a partir el brazo y judicializarme si en exigencia a mis derechos deseo protestar?

Existen grandes grupos sociales que tienen numerosos argumentos para salir a exigir garantías de derechos humanos a las calles. La inmensa mayoría de las y los colombianos hemos sacrificado años de trabajo en medio de esta crisis, hemos cambiado nuestros hábitos y lo mínimo era esperar un acompañamiento de la organización política más grande de la sociedad que es el Estado, en la jornada de hoy.

Si usted y su familia quieren quedarse encerrados en sus casas confiando en mafiosos sentados en las sillas del gobierno, es su decisión, pero existimos otros que no vamos a perder todo en esta crisis. La dignidad de nuestros ancianos y el derecho a su vivienda  se lo van a robar los bancos, las primas de los trabajadores,  se lo van a robar los empresarios, la plata de los mercados de las personas,  se la van a robar los alcaldes, todo esto pasara si seguimos en nuestra parálisis entonces ¿El covid ataca nuestros pulmones y el gobierno nuestros derechos?

Nos seguirán golpeado porque los gobernantes entienden la delicada situación en la que se encuentran. Cuando son candidatos, somos llamados jóvenes llenos de esperanza, cuando son acaldes nos llaman vándalos organizados por extremistas, y eso solo significa que en el mundo de la política los ciudadanos somos una moneda, que dependiendo del periodo electoral, tiene un valor, y hoy no valemos nada, hoy nuestra protesta no es legítima, hoy la ciudadanía colombiana debe cerrar la boca y encerrarse en su casa, cuando continúan los desalojos, cuando la gente muere antes de llegar a un hospital, cuando el principal cargo público del país lo obtuvo un político con dinero del narcotráfico.

Dicen que cuando cese el encerramiento tendremos que salir distintos, también le tocará a la politiquería cambiar, porque aquí estamos quienes antes de la pandemia ya veníamos en movilización, junto a quienes en medio de esta crisis se cansaron del mal gobierno, y alístense porque después, de la represión de hoy, seremos más y les tocará cambiar, les tocará agachar la cabeza ante una ciudadanía que ya no come cuento de los medios de información, y recordar que a sus habitantes se les respeta sin importar cuantos billetes tengan en el bolsillo, en qué estrato vivan o a qué universidad asistan.  Tendrán que gobernar con mayor dignidad en una crisis que exige humanidad.

Por Christhian Guzmán R /Editora Sandra Gutierrez