¿Por qué los persiguen? Siga aquí el trabajo de los periodistas interceptados ilegalmente por el ejército

Por: Henry Córdoba- Equipo La Direkta

La Direkta, comparte con sus lectoras y lectores el trabajo de algunos corresponsales y portales extranjeros y nacionales “chuzados” por el ejército. Esto con el fin de que puedan enterarse por qué fueron considerados una amenaza para las acciones del gobierno y las fuerzas militares, lo que, en otras palabras, constituye una oportunidad para conocer la realidad política y social del país opacada por las amenazas y la censura.

Espionaje de periodistas, una amenaza a la libertad de prensa y una violación de los Derechos Humanos. Fuente: Fundación para la Libertad de Prensa (2015)

Nicholas Casey y Federico Ríos

Casey es el jefe del buró de The New York Times para los Andes y su trabajo ha cubierto algunos de los acontecimientos más significativos en los últimos años para Colombia, y en particular, aquellos relacionados con el conflicto armado y la firma de la Paz.  A mediados de 2019 abandonó el país debido a las amenazas recibidas por su investigación en torno al posible retorno de los “falsos positivos”, titulado “Las órdenes de letalidad del ejército colombiano ponen en riesgo a los civiles” (The New York Times, 18 de mayo de 2019), el cual comienza de este modo:

“El comandante del ejército de Colombia, frustrado por los vacilantes esfuerzos de la nación para preservar la paz, les ha ordenado a sus tropas que dupliquen la cantidad de criminales y rebeldes que matan, capturan u obligan a rendirse en batalla; y posiblemente acepte un aumento de las bajas civiles en el proceso, según consta en órdenes escritas y entrevistas con altos oficiales.

A inicios de año, los generales y coroneles colombianos se reunieron y se les pidió que firmaran un compromiso por escrito para intensificar los ataques. Las presentaciones internas diarias ahora muestran el número de días que las brigadas han pasado sin estar en combate, y los comandantes son amonestados cuando no realizan operaciones con la frecuencia suficiente, dijeron los oficiales.

Una orden que causa especial preocupación instruye a los soldados que no “exijan perfección” al momento de ejecutar ataques letales, incluso si tienen preguntas significativas sobre los objetivos que están atacando. Algunos militares dicen que esa orden implica que reduzcan sus normas para proteger a civiles inocentes de ser asesinados, y que ya ha ocasionado muertes sospechosas o innecesarias. (…)”.

(El texto puede leerse en el siguiente enlace: https://www.nytimes.com/es/2019/05/18/espanol/america-latina/colombia-ejercito-falsos-positivos.html )

Así como este otro reportaje de Casey: “ El regreso a las armas de los exguerrilleros de las Farc” (The New York Times, 18 de septiembre de 2018):  https://www.nytimes.com/es/2018/09/18/espanol/america-latina/farc-acuerdos-de-paz-rearme.html

Los textos de este periodista norteamericano suelen contar con la participación del colombiano Federico Ríos Escobar, fotógrafo que se ha ocupado de registrar causas sociales en América Latina:

Dos miembros de las antiguas FARC enseñan a nuevos miembros cómo usar un rifle de asalto en un campo de tiro”. Foto de Federico Ríos (2018)

Véase también la página personal de Federico Ríos: https://www.federicorios.net/

La Liga Contra el Silencio

Nacida en 2016 como una iniciativa de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), bajo los principios de unión, equidad, independencia y libertad de prensa, no se trata de un medio sino de una alianza conformada por 15 medios de comunicación y una red de colaboradores. Sus reportajes y entrevistas se han centrado en divulgar temas de interés nacional difícilmente expuestos en los grandes medios. Todos sus contenidos van firmados con el nombre de La Liga Contra el Silencio. En su reportaje “En las entrañas de una bodega uribista” (6 de febrero de 2020), revelan los ataques sistemáticos a periodistas y críticos del gobierno Duque:

“Claudia Bustamante tenía funciones de cónsul en Orlando, Estados Unidos, cuando el 7 de septiembre del año pasado creó un grupo de Whatsapp con 88 integrantes. Desde ese espacio, y con la ayuda de Víctor Muñoz, entonces alto consejero presidencial, promovieron causas uribistas, atacaron a medios de comunicación, periodistas y adversarios de manera organizada.

“El propósito del grupo es que tengamos información de primera mano, sobre temas relevantes para el país, para el desarrollo de algunos cometidos del gobierno nacional y claramente, para seguir defendiendo el modelo de país en el que queremos ver crecer a nuestros hijos. No queremos más especulaciones de los medios qué (sic), de cierta manera, son los responsables de la polarización que hoy vive Colombia”, escribió Bustamante, luego de dar la bienvenida a los miembros del chat. (…)”.

(La lectura de este reportaje puede continuarse en: https://ligacontraelsilencio.com/2020/02/06/en-las-entranas-de-una-bodega-uribista/ )

Tabla elaborada por la Liga Contra el Silencio mostrando algunos miembros de la “bodega uribista”

Léase también:

Rutas del Conflicto

De acuerdo con su portal en Internet, desde 2014 Rutas del Conflicto ha contado la guerra desde la voz de los sobrevivientes, mediante una convergencia entre formatos tradicionales y digitales. Fueron objeto de seguimiento debido a la publicación en julio de 2019 de la investigación “Convenios de fuerza y justicia”:

“(…), en la que mostramos las circunstancias en las que empresas petroleras y minero-energéticas, le entregaban dinero al Ejército, la Policía y la Fiscalía. Esto a raíz de varias denuncias de comunidades que señalaban un enorme dilema ético en el hecho de que las instituciones del Estado, encargadas de la protección y la justicia recibieran recursos privados, mientras capturaban y judicializaban a líderes sociales, que protestaban contra el actuar de estas mismas empresas. El reportaje mostraba cómo estas compañías le pagaron tiquetes aéreos, planes de vacaciones a militares y la fabricación de drones. (…)”.

(Investigación que puede leerse en: http://rutasdelconflicto.com/convenios-fuerza-justicia/ y también en: http://rutasdelconflicto.com/convenios-fuerza-justicia/node/437 )

  • Otra investigación significativa por parte de este portal con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) consistió en documentar las 730 masacres cometidas en Colombia entre 1982 y 2012: https://rutasdelconflicto.com/masacres
Minería ilegal en Colombia (2015). Foto de Federico Ríos: https://www.federicorios.net/2935254-ilegal-gold-mining#1

Juan Forero

Bogotano, corresponsal durante 7 años de The Washington Post, también ha trabajado con The New York Times. En agosto de 2011, escribió un artículo en The Wall Street Journal sobre la ayuda estadounidense destinada al gobierno de Uribe había sido empleada por el DAS en las “chuzadas”, titulada La ayuda estadounidense, implicada en abusos de poder en Colombia, del que extraemos el siguiente fragmento:

“Dinero, equipos y entrenamiento norteamericano, suministrados a unidades élites de la inteligencia colombiana en la última década para ayudar a acabar con grupos de traficantes drogas, fueron usados para llevar a cabo operaciones de espionaje y hacer campañas de desprestigio contra la Corte Suprema de Justicia, contra miembros de la oposición y contra grupos de la sociedad civil, de acuerdo con documentos policiales obtenidos por el Washington Post y entrevistas con fiscales y ex oficiales colombianos de inteligencia. (…)”.

 (La lectura del artículo de Forero puede continuarse en: http://www.derechos.org/nizkor/colombia/doc/usacol26.html)

“Las Carpetas Secretas”, portada de Semana en mayo de 2020, con respecto a las “nuevas chuzadas”. Fuente: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/edition/1.jpeg

Stephen Ferry

Fotógrafo norteamericano radicado en Colombia desde el 2000, cuando fue invitado como maestro por la Fundación Nuevo Periodismo Latinoamericano, ha colaborado también como investigador visual para Human Rights Watch. En una entrevista concedida a Ana Combariza, (El Tiempo, 5 de marzo de 2019), Ferry describe el foco de sus fotografías en los Derechos Humanos, los actores involucrados en el conflicto y en el particularmente:

Me interesaba entender las formas de resistencia de la población, así la violencia continuara. (…). En Colombia los individuos y los grupos se organizan para tratar de mejorar la situación, incluso bajo amenazas de muerte”.

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Exhumación de una mujer desaparecida en Tierradentro (Córdoba), marzo de 2007. Fuente: https://www.eltiempo.com/cultura/arte-y-teatro/stephen-ferry-fotografo-estadounidense-en-el-conflicto-de-colombia-317016

Ferry, explica así mismo cómo debe retratarse el conflicto, al tiempo que expresa su perspectiva sobre el presente del país:

“(…). Es muy importante mostrar la resistencia de las personas y la valentía, no es solamente una práctica de registrar hechos de criminalidad. Hay una línea delgada entre documentar lo que pasa y el morbo. Hay que seleccionar cuáles son las fotos más apropiadas para que el público entienda la seriedad de las cosas.

(….).Es complicado para mí ver que el proceso de paz no está prosperando, porque, como muchas otras personas me ilusioné, pero ahora no sabemos qué va a pasar, es muy temprano para saber, pero hay fenómenos inquietantes que muestran que no se ha salido del conflicto.


(Stephen Ferry: el fotógrafo estadounidense enamorado de Colombia, puede consultarse en: https://www.eltiempo.com/cultura/arte-y-teatro/stephen-ferry-fotografo-estadounidense-en-el-conflicto-de-colombia-317016 )

De Stephen Ferry es de destacar su libro, Violentology: A Manual of the Colombian conflict (2012), resultado de diez años de investigación en archivo y terreno, el cual va desde La Violencia hasta los Falsos Positivos.

Violentología en español | Stephen Ferry
Violentología: un manual del conflicto colombiano puede leerse en su totalidad en la página del autor: http://stephenferry.com/wp-content/uploads/2018/10/BAJA-SF-Violentology-ESP-2012-Pliegos-v2.pdf

Lindsey Addario

Periodista y fotógrafa en medios como The New York Times, Newsweek y Time. Desde los años noventa su trabajo se ha centrado en cubrir guerras y temas de Derechos Humanos, ocupándose en particular del rol de las mujeres en conflictos como Afganistán, Libia, Haití, Irak y el Congo. Parte de su trabajo fue recogido en “En el instante preciso: Vida de una fotógrafa en el amor y en la guerra” (2015).  Objeto de sospecha para el ejército después de la inclusión de fotografías sobre la Comandante Yesenia y otras mujeres pertenecientes al ELN, como parte del reportaje “On today’s battlefields, more women than ever are in the fight” (que traduce En los campos de guerra de hoy, más mujeres que nunca están en lucha), publicado por National Geographic en octubre de 2019, disponible en:

https://www.nationalgeographic.com/culture/2019/10/women-are-in-the-fight-on-todays-battlefields-feature/

Comandante Yesenia lee una novela con su pareja: Fuente: Lindsey Addario (2019).
Las mujeres del ELN. Fuente: Lindsey Addario (2019).

(Véase también la página personal de Lindsey Addario: http://www.lynseyaddario.com/ )

Andrés Cardona

El conflicto armado dejó huérfano a Andrés Cardona, fotógrafo documental y licenciado en artes. En su página personal pueden verse sus trabajos en torno al proceso de paz con las FARC, el retorno de desplazados a Cartagena del Chairá y el problema en una comunidad indígena sikuani de alcoholismo y adicción a las drogas en Arauca.

José Efreth Romero Cortés retorna a su casa. Foto de Andrés Cardona (2017).

Otros investigados

Otros de los periodistas mencionados en los seguimientos y “perfilaciones” son: Ignacio Gómez de Noticias Uno; John Otis, Corresponsal en América Latina para la revista TIME; María Alejandra Villamizar de Caracol Radio y Caracol TVM; Yolanda Ruiz Ceballos de RCN Radio y El Espectador; Dayana Rodríguez de Radio Nacional de Colombia; Daniel Coronell de Univisión; Karem Racines, periodista independiente; Camilo Poveda de Blu Radio; Nicolás Bedoya, fotoperiodista y la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP).

¿Comparten algo en común? Al indagar sobre las trayectorias personales y colectivas de las y los periodistas seguidos e infiltrados en las “chuzadas”, se halla un interés profesional y un conocimiento por el conflicto armado y la realidad social y política del país, a lo cual se agrega la defensa de los derechos humanos y un respeto por la ética periodística. ¿Entonces, por qué fueron “chuzados”? La referencia a militancias o simpatías políticas debe descartarse y, en su lugar, entender que el periodismo en Colombia se convierte en una actividad de alto riesgo cuando priman los territorios y las comunidades, por encima de la censura y los intereses de las élites políticas, económicas y militares, que se han ocupado legal e ilegalmente de ponerle un velo a la realidad. Es hora de destaparlos y exigir que se respete la vida y el trabajo periodístico.